Muertos y Enterrados, Triptome, Crematorio y El Error en la peña "Calibre 22" - Puntal 1993

 


Diario Puntal - domingo 5 de septiembre de 1993


Tres grupos locales y uno de Rosario en la segunda peña de “Calibre 22”


El tiro no salió por la culata (Escribe Andrés Natali - Exclusivo para PUNTAL)


Organizar un recital de rock en Río Cuarto no es fácil. Mucho menos si de él van a participar cuatro bandas y si una de ellas es de Rosario. Siempre es difícil conseguir un lugar y un sonido adecuados. Sin embargo, Juan Angel Cufré volvió a cargar su “Calibre 22” y se jugó nuevamente para que en la segunda peña rockera de ese programa radial saliera bien. Y el tiro, por suerte, no salió por la culata.

La primera peña se había realizado a fines de mayo y habían participado de ella cuatro grupos y cerca de 500 almas. Antenoche se repitió la cantidad de bandas, pero hubo menos gente. Cerca de 300 personas. 

El lugar elegido fue nuevamente Regim´s. Un buen lugar con el beneficio de un amplio escenario pero con la contra de un gran espacio que hizo que el sonido se perdiera en más de una oportunidad.

El recital comenzó tarde: a las dos de la madrugada de ayer. El primer disparo sobre las tablas fue de los debutantes de Muertos y Enterrados. El grupo integrado por los ex 7mo Regimiento Sandro López y Carlos Izurrieta en voz y guitarra respectivamente, el ex Ray Grass Dario Aiassa y el debutante Sebastían Sosa en bajo, demostró que puede llegar a ser una interesante banda. Hace poco que ensayaban y eso por ahí se notó un poco, pero los chicos sonaron bastantes armados y su propuesta fue muy bien recibida por el público. “Plegaria al indio”, “Recuerdos” y “Miseria” de 7mo fueron algunos de los temas que tocaron para que el pogo se haga presente y los cuerpos empezaran a transpirar. 

Cerca de las tres, la bala fue precisa con Triptome. Ale y Martín Tamiozzo (voz y guitarra respectivamente), Cristian Llonga (bata) y Pablo Alturria (bajo) dispararon durante cuarenta minutos una máquina de potencia y la fiesta fue total, a tral punto que el pogo llegó al escenario. Dúctiles y armados como siempre, Triptome demostró una vez más que es una de las mejores bandas de la ciudad. “No creo que pase de hoy” fue el comienzo de la actuación del grupo que logró la mayor fiesta de la noche del viernes.

La calma llegaría al cuerpo de los presentes con la actuación de la banda invitada de Rosario Crematorio. El público no conocía para nada al grupo y el pogo casi no existió. Igualmente fueron aplaudidos y respetados. Integrado por Marcos Solini (guitarra), Horacio Cabrera (bata), Aldo Cásares (bajo), Adrián Llano (voz) y Ricardo Molina (guitarra), los chicos de la cuna de la bandera hacen trash metal y suenan prolijos y armados. Son buenos los cortes y los cambios de ritmos dentro de un mismo tema. Tuvieron muchos problemas con el sonido pero la fuerza del grupo se hizo presente igual. “Desvastación” y “Rigor Mortis” fueron algunos de los temas expulsados por Crematorio.

A esa altura de la noche, la pólvora de la 22 comenzó a desaparecer. Eran más de las cuatro y media de la mañana y muchos se habían ido, a pesar de que faltaba un grupo. Quizá fue un error que El Error haya tocado al último, teniendo en cuenta que su propuesta tiene poco o nada que ver con las otras tres bandas. Walter Duarte (voz), Mariano Villegas (viola) y Claudio Barbero (bata) fueron parte de aquella muy buena banda que fue Estrellas y Gusanos. Después de algún tiempo se juntaron, convocaron al bajista Pablo Alturria y formaron El Error. Con la onda de EYG, con letras directas y sonido fuerte, El Error presenta una excelente propuesta donde mezclan funky, rap y rocanrol. “El negocio”, “Que te importa” y “Óptica muerta” fueron algunos de los temas que tocaron para los pocos que quedaban en el boliche de San Martín al 900. El disparo de El Error, fue junto con el de Triptome, lo mejor de la noche. 

El programa de FM Open “Calibre 22” ya no está más. Pero quedarán en el recuerdo muchas noches compartidas a través del dial y las dos peñas rockeras. En ésta, a pesar del sonido mediocre, del orden no tan adecuado de las bandas y de la tardanza del comienzo (que implicó que todo terminara quince minutos antes de las seis), el tiro no salió por la culata. 


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