Suplemento espectáculos La Voz del Interior - Septiembre 2002
Suplemento de espectáculos – La Voz del Interior.
Viernes 13 de setiembre de 2002 – pagina 3
Del concurso para encontrar un telonero para Divididos surge un
diagnóstico real
El rock cordobés no para
Se presentaron casi 300 bandas y
más de 170 fueron consideradas para el tramo final.
Más allá de cuestiones estilísticas
y estadísticas, surge un dato realista: en la plaza Córdoba manda el rock.
GERMÁN ARRASCAETA
DE NUESTRA REDACCIÓN
Es raro lo que pasa con el rock
cordobés. Aun cuando la industria lo ignora y los grupos no pueden trascender
un techo histórico (tocar con asiduidad, editar una producción independiente y
separarse al poco tiempo), el concurso que buscó (y encontró) una banda soporte
para Divididos, operó como un censo revelador de que, efectivamente, existen un
movimiento y un público numeroso que debe contemplarse en términos de mercado. Veamos
por qué.
A la invitación de Rock & Pop
que auspició LA VOZ DEL INTERIOR,
respondieron aproximadamente 300 grupos de los cuales 174 entraron en el tramo
final de la selección. Sólo este dato sirve para corroborar que el rock aquí es
cosa seria. Suele decirse que Córdoba es cuartetera, pero es difícil imaginar
un número similar de formaciones de nuestra música regional que pugnen por
trascender. Será cuartetera, en todo caso, porque hay un sistema hegemónico e
industrial con capacidad de defender los laureles que supo conseguir.
También suele argumentarse que
Córdoba es una fértil plaza jazzera porque el género tiene una escuela de
prestigio, pero muchos de sus alumnos se anotan para tener pericia instrumental
y armar su grupo de… rock.
Está dicho, en Córdoba, el rock
lucha desde la adversidad, pero nunca pierde estatus de movimiento. Y gracias
al oficio de algunas formaciones puede llegar a ostentar el título de
vanguardia.
Porque dentro de las 174
finalistas estuvieron formaciones como Sociedad Secreta (comandada por el
adherente al guitar craft Horacio
Sairafi) y Sur Oculto (es un trío progresivo que no tiene guitarra), ubicadas
en la antítesis del rock ortodoxo y popular que es hegemonía a nivel nacional.
Las bandas nombradas fueron
algunas de las que se presentaron y que tienen un alto índice de
participaciones en el circuito capitalino de bares y pubs. También fueron
consideradas Dragones y serpientes, Mandril, Juan Terrenal (banda con arrastre
que acaba de consagrarse finalista de otro concurso organizado por la
multinacional Universal), Bonne Merd, 250 Centavos, Oceánica, Rolo Casas Trío,
Hyperstatic (banda de fuste internacional), Slick, Cuernicabras, Caserito, La
Burletta y Airbag. El hecho de que buscaran la oportunidad de telonear a
Divididos teniendo cierta “chapa” puertas adentro, le jugó en contra a estas
formaciones. Mas raro todavía: expulsadas del paraíso promocional de medios que
buscan sostener lo ya instituido (bandas porteñas, algunas buenas, la mayoría
no tanto), y condicionadas a ceder instrumentos para producciones en las que no
cobran un peso, fueron relegadas en un concurso por ser “los mismos de siempre”.
La intención del jurado fue consecuente con el espíritu de un concurso que
buscaba algo nuevo.
El llamado del interior
Y es en este punto donde
empezaron a tallar formaciones del interior provincial, que fueron 39 entre el
total de 174. Un alto porcentaje, por cierto. E hilando fino, hay que decir
que, más allá de la Circunvalación, mandan el reggae y el ska. De hecho,
la banda ganadora del concurso, Naturae, es un catalizador de mensaje disconforme
a partir de esos géneros. Naturae, además, encarna la dulce venganza del rock
cordobés al olvido; es que los riocuartenses, en rigor, fueron los que
inauguraron el Orfeo, un domo digno del Primer Mundo. De ahora en más, por allí
podrán pasar varios referentes de la industria musical, pero los primeros en
abrir el fuego fueron rockeros y cordobeses.
Para el concurso también
acercaron material bandas de provincias vecinas. Morfosis (Frías, Santiago del
Estero), El Viejo Truco (La Rioja), Octubre (La Pampa), Lapsus (Zenón Pereyra,
Santa Fe), Ceres (Neuquén), Tres Tonos y Baron B (La Pampa), certifican que no
solo el folckore evalúa a la plaza Córdoba como plataforma de lanzamiento. El concurso,
claro está, arroja un diagnóstico preciso aunque parcial. En Córdoba, existen
muchísimas más formaciones en igual proporción que garajes barriales. Sucede que,
en muchos casos, hace escuela el postulado ricotero (o anarco del punk) del “no transarás” y de “no ser
parte del asunto” bajo ningún punto de vista.
En cuanto ciudad universitaria y
con el sello indeleble de haber sido sede del Cordobazo y cobijado al Che
Guevara, los rockeros porteños suelen dejarse seducir por la plaza Córdoba. Pero
siguen faltando profetas en nuestra propia tierra, aunque algo está empezando a
cambiar.
Las bandas están. El público,
también. Sólo falta que se encuentren.
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